Por qué deberías dejar de beber agua embotellada
Cuando compramos agua mineral embotellada nos aseguran en las etiquetas que viene de las mejores montañas o manantiales de nuestro país. Nos imaginamos lagos cristalinos o riachuelos prístinos. Sin embargo, la realidad suele ser que la bebida que se encuentra en su interior no es tan pura como aseguran. De hecho, hay quien afirma que el agua embotellada no es buena para la salud.
Y no sólo se trata de un tema físico. Comprar agua embotellada también implica boicotear indirectamente los servicios públicos que nos dan agua «gratis» día a día y que tanto nos ha costado tener. El agua potable que fluye por nuestros grifos es una complicada y cara obra de ingeniería que los seres humanos han estado perfeccionando durante más dos milenos.
De hecho, es una de las piedras angulares de nuestra civilización. En los últimos años, los científicos e hidrólogos del mundo han ayudado a que este agua que llega a nuestras casas sea una de las derechos fundamentales a los que tenga acceso el ser humano.
Estos mismos expertos procuran que esté limpia de toxinas y que sea lo más pura posible. Por lo tanto, utilizar el suministro que estas personas han estado intentando administrar a nuestros hogares desde hace años es la mejor forma de garantizar el acceso al agua en todo el mundo, ahora y dentro de unos años.
Intereses económicos
Además, según parece, a la mayoría de compañías que venden agua embotellada tampoco les preocupa especialmente el futuro. Estas empresas no están concienciadas con los efectos del cambio climático a largo plazo, ni están trabajando en preparar un suministro sostenible en el caso de que ocurra un desastre natural.
Sólo están interesadas en vender una serie de productos con la etiqueta de «saludables» para compensar que la gente esté disminuyendo el consumo de otros artículos que producen obesidad y diabetes.
Como es evidente, lo que más les preocupa son las cuentas de resultados de la empresa. Y es comprensible. Al fin y al cabo son compañías. Triste pero cierto. Los precios de este tipo de productos son de 240 a 10.000 veces superiores a lo que se paga por el agua del grifo, por lo que necesitan seguir vendiéndolos cueste lo que cueste.
En definitiva, beber agua del grifo significa conectar con los recursos naturales de tu ciudad. Por el contrario, beber agua embotellada implica beneficiar a una empresa que no está obligada a presentar públicamente qué tiene pensado hacer para reducir costes o cómo va a invertir el dinero que gana.
Agua embotellada: ¿Alternativa sostenible?
Beber agua del grifo no sólo significa preservar la fauna y flora del planeta, también implica llevar este agua a zonas del planeta que no cuentan con este tipo de beneficio. Por cada compra botella de agua comprada, se da un paso hacia atrás en este objetivo.
El agua embotellada no es una alternativa sostenible, por mucho que intenten hacérnoslo creer. Es cierto que muchas compañías cuentan con proyectos de reciclado de sus botellas, pero lo cierto es que, a día de hoy, la mayoría terminan en la basura y generan contaminación.
Sus botellas pueden ser biodegradables, pero ¿en cuánto tiempo? Disolviéndose en agua del mar (el proceso más rápido de biodegradación), una caja de cartón tarda de 2 a 4 semanas en desaparecer. Una lata de aluminio tarda alrededor de 200 años. Sin embargo, una botella de plástico de agua embotellada tardará 450 años en ser asimilada en un entorno natural.
No es más «saludable» ni más «pura»
Según ha revelado un estudio realizado en Florida, el 25% del agua embotellada proviene del grifo.
Obviamente, algunas compañías filtran o irradian el H2O con luz ultravioleta antes de venderla, pero esta investigación ha encontrado que un tercio del agua de las 103 marcas que analizaron contienen ftlatos, moho e, incluso, arsénico. Las cantidades son insignificantes, por lo que se puede beber sin problema, pero su «pureza» queda en entredicho.
No es oro todo lo que reluce
Un claro ejemplo del engaño del agua embotellada es la demanda interpuesta hace unos años contra FontVella por emitir varios anuncios sobre un producto que era «agua con un toque con un toque limón». Durante el proceso se demostró que el agua no provenía de FontVella, sino de Volvic (Francia), y que el limón era un 0,6 % de ácido cítrico (no de limón) junto con aromas y azúcar.
De la misma forma, hace unos años pasó algo parecido con Danasi, una marca de Coca-Cola, no era más que agua del grifo filtrada por ósmosis. Ellos la anunciaban como «agua depurada por un proceso ideado por la NASA». Incluso, The Independent denunció que era «agua del Támesis embotellada».
En definitiva, probablemente no deberías beber agua embotellada. Por eso te recomendamos beber agua del grifo, ya que es más sana y más sostenible, además de que estás ayudando a la conservación de la fauna y flora del planeta. Si quieres, puedes comprar una botella térmica que podrás llevar contigo siempre que quieras y que, además, mantendrá tu agua fresquita.
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