Un pueblo desesperado y agobiado por este gobierno torturador, que se ha empeñado desde su primer día gobernando ha tratado a toda costa desarticular los movimientos sindicales, y así lograr la desaparición de todo movimiento popular; que en medio de protestas solo logra reclamar y defender sus derechos, en estos años este gobierno solo ha incrementado los problemas que afectan directamente al trabajador como es, la agudización imparable del costo de la vida, la creciente deficiencia de la seguridad social, la atención degradada de la salud pública, de los servicios públicos básicos, del transporte urbano, sobre todo, el de la capital, la crisis en el sistema educativo, el agravamiento de la inseguridad Pública.
Resulta sumamente contradictorio que mientras fluye la riqueza que nosotros el proletariado generamos crece la economía en Panamá con uno de los crecimientos del PIB más alto en el Hemisferio Occidental, los trabajadores viven en una situación de precariedad y desigualdad más aguda y vergonzosa de la región, y posiblemente a escala mundial.
Por una parte, en general, la patronal, bajo el patrocinio de un gobierno neoliberal, que ha echado a un lado la ley laboral y los respectivos derechos que contiene, se empeña en obtener la máxima ganancia en la explotación del trabajo, avasallando más a los trabajadores, reduciendo su nivel de vida y despojándolos de reivindicaciones establecidas. En consecuencia mientras más grande es la ganancia patronal, se incrementa la desigualdad social y se conduce a una vida martirizada y a una frustración colectiva como la que estamos experimentando hoy.
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