Como dijéramos en nuestro comunicado del pasado 20 de junio: «Gracias a la presión popular en las calles, el presidente Ricardo Martinelli se vio obligado a retirar el proyecto de ley 486, por el cual pretendía rematar las acciones estatales de la industria eléctrica y telefónica, y suspender la imposición de sus títeres en la Sala V de la Corte Suprema de Justicia».
No fue la primera derrota de Martinelli y su gobierno, pues antes el pueblo ngäbe-buglé y los obreros de Changuinola lo habían remecido varias veces, pero fue un golpe decisivo al intento malogrado (por ahora) de continuar en el poder otros cinco años.
En las últimas semanas el gobierno de «Cambio Democrático» había lanzado una ofensiva general para asegurarse la reelección en 2014, dentro de la cual estaba su intento de embolsarse 400 millones de nuevas privatizaciones, controlar por completo la Corte Suprema de Justicia y destituir a los Magistrados del Tribunal Electoral.
La movilización popular que ha permitido este sonado triunfo sobre la autocracia de Martinelli, no lo olvidemos, fue posible gracias a la convocatoria abierta y sin sectarismos de la Asamblea Ciudadana, de la Central General de Trabajadores de Panamá (CGTP) y de decenas de sindicatos y gremios que acudieron al llamado urgente del lunes 18 de junio. Esa tarde-noche, en la sala de reuniones de la CGTP, y luego de una multitudinaria manifestación que salió de la Iglesia del Carmen, decenas de activistas sindicales (entre los que se encontraban CONATO, sindicato de ETESA, COMENENAL, Sindicato de Periodistas, ULIP, etc.) se acordaron las movilizaciones masivas del martes 19 y miércoles 20 de junio que enterraron las maniobras del martinellismo.
Otros llamados a movilización que se hicieron para el jueves 21 de junio, por otras fuerzas populares, por más legítimos que fueran, eran tardíos y extemporáneos a la luz de los acontecimientos que se estaban desarrollando, pues de habernos atenido a esa fecha, las fuerzas oficialistas habrían logrado imponer su paquete de reformas en la Asamblea Nacional. Lo conveniente hubiera sido sumarse de manera unitaria a las movilizaciones del 18, 19 y 20 de junio, para fortalecer la presencia unitaria e independiente del movimiento obrero en esta lucha.
A la convocatoria abierta de la Asamblea Ciudadana y la CGTP acudieron los más conspicuos dirigentes de los partidos empresariales de las oposición, quienes también tenían interés particular en hacer fracasar la reelección de Martinelli, por razones obvias. Como dijera el MPU en el comunicado del 20/6: «los partidos empresariales de la supuesta “oposición” (Panameñista, PRD y PP), quienes pretenden sacar rédito electoral del movimiento, a ver si retornan al poder en 2014, pero que cuando han gobernado han actuado igual que Martinelli, pues son tan oligárquicas como él».
La presencia de esos líderes burgueses fue tolerada bajo el entendimiento de que era necesaria la más amplia unidad de acción para derrotar el proyecto antidemocrático de Martinelli, sobre la base de que, como advirtieron diversos dirigentes sindicales, entre ellos los de COMENENAL, no confiábamos un ápice en su palabra y la unidad en las calles no implica el menor apoyo político electoral con gente con la que «no nos comemos ni un helado» (palabras reiteradas varias veces ese día por el Dr. Bernal).
Para asegurar ese entendimiento, de que los partidos burgueses no eran los legítimos convocantes de esa lucha, los líderes populares eligieron cinco dirigentes sindicales para coordinar las acciones callejeras del Frente en Defensa de la Democracia.
Sin embargo, es necesario reconocerlo como un error, que se debe evitar repetir, las manipulaciones de los medios de comunicación y cierta candidez de los dirigentes gremiales, permitieron que se diera la impresión de que quienes acudieron a la movilización del 20 de junio, éramos encabezados por políticos burgueses de esos partidos.
Hay que advertir que, de continuar el protagonismo adquirido por esos partidos en reuniones posteriores de ese frente, puede llevar a la desnaturalización del acuerdo original y a que sea utilizado el prestigio de los dirigentes sindicales y de la Asamblea Ciudadana para reencauchar a los desprestigiados políticos tradicionales.
Pero en el balance objetivo de los hechos conviene alejarse de dos extremos perniciosos para el movimiento obrero y popular: el sectarismo y el oportunismo. El sectarismo, que pretende descalificar a las fuerzas populares que acudieron a la movilización unitaria en defensa del patrimonio público porque supuestamente asistieron también los políticos desprestigiados. La historia panameña está repleta de ejemplo de luchas en la que la unidad de acción por una causa correcta, no implica apoyo político a esos partidos, como en las movilizaciones de FRENADESSO (2005) en defensa de la Caja de Seguro Social, a la que asistían los «opositores» de entonces.
Pero tampoco se debe caer en el oportunismo y la ingenuidad de confiar en la «vocación democrática» de las cúpulas del PRD, Panameñismo y Partido Popular, quienes al gobernar han impuesto medidas antipopulares a sangre y fuego contra el pueblo, han privatizado y son corresponsables con el actual gobierno de este régimen oligárquico y antidemocrático.
Como ejemplo de que esos oligarcas no han cambiado un milímetro, está su reciente declaración de que se oponen a toda reforma al Código Electoral para 2014. Ellos defienden un sistema electoral en el que los sectores populares estamos excluidos de participación para seguir repartiéndose entre ellos el erario público. Ellos son tan corruptos y antidemocráticos como Martinelli, lo único que los divide es quién reparte las barajas.
Por ello debemos estar alertas ante la maniobra en ciernes de los partidos oligárquicos de «oposición» de presentarse como un frente de supuestos «salvadores de la patria y la democracia», contra el autócrata de Martinelli, para obtener el voto popular en 2014. La dirigencia sindical y de la Asamblea Ciudadana, deben cuidarse de no caer en una maniobra demagógica de este tipo, que es la que podría estar fraguándose. La única salvación del pueblo panameño sólo provendrá de un Movimiento Político Independiente de los sectores gremiales y populares. Toda otra ilusión es repetir los errores de los pasados 20 años, en los que el movimiento popular luchó en las calles, pero terminó votando por sus verdugos en las elecciones.
Como lo dijimos el 20/6, y venimos repitiendo desde 2005: «La tarea urgente del momento sigue siendo la necesaria construcción de un gran movimiento político de los sectores populares, que aspire a gobernar y levante un programa de reformas profundas del Estado panameño, que abarque desde el control de precios de la canasta básica hasta la real democratización de todos los órganos de gobierno».
Lamentablemente, esa tarea se ve obstaculizada constantemente con el divisionismo, las poses vanguardistas y los intentos de descalificación de todos los activistas populares que no responden a determinadas líneas orgánicas. Los insultos reiterados contra la cacica Silvia Carrera, la más representativa, reconocida y genuina representante de las luchas populares de estos tres años, muestran el callejón sin salida al que está siendo llevado el movimiento popular panameño, para beneficio de la oligarquía y sus amos imperialistas. Es hora de cambiar esos métodos y apelar a una unidad popular fundada en el respeto mutuo. Sólo así evitaremos hacer el juego a los partidos oligárquicos de gobierno u oposición.
Panamá, 30 de junio de 2012.
Marketing sindical orientado a la comunicación y estrategia de los sindicatos. www.monagrillo.net